5 de noviembre – En el barco se pasa mucho tiempo comprobando la previsión meteorológica para saber cómo evolucionará el tiempo. Hay un viento muy fuerte afuera.
También llegan, aquí en el puerto, las ráfagas que hacen que los mástiles se balanceen y a su alrededor se oye el ruido de las drizas. Un ruido típico.
Veamos los instrumentos: el anemómetro registra ráfagas de 30-40 nudos. El día es brillante y aparte del viento parece un día de primavera.
Partimos para el encuentro en el Barco de la Paz en un orden desordenado, algunos en el coche con René y Magda, otros en autobús; alguien pensó caminar antes de darse cuenta de que tendrá que cruzar todo el puerto comercial. Una marcha de al menos una hora.
Peace Boat es un crucero operado por la ONG japonesa homónima, que desde hace 35 años se ha empeñado en difundir la cultura de la paz, el desarme nuclear, la defensa de los derechos humanos y la sostenibilidad del medio ambiente.
El barco realiza cruceros por todo el mundo y durante las paradas a bordo se realizan actividades abiertas al público y a grupos pacifistas.
En la etapa de Barcelona, en la que también participaremos los del Mediterráneo Mar de Paz
En la etapa de Barcelona, en la que también participaremos los del Mediterráneo Mar de Paz, se proyectará el documental “El principio del fin de las armas nucleares”, producido por la agencia internacional de prensa Pressenza.
Luego habrá una serie de intervenciones, Alessandro hablará por nosotros.
Llegamos con mucha antelación para preparar la sala de conferencias. Moverse de los espacios confinados de Bamboo a los pasillos del Peace Boat tiene un cierto efecto y también nos arriesgamos a perdernos arriba y abajo de los ascensores del barco.
Aparte de este pequeño inconveniente, para el resto somos un equipo bien rodado: después de media hora colocamos la exposición Colores de Paz, la bandera del Mar Mediterráneo de Paz, la bandera de la Marcha en italiano y la bandera de la Embajada de la Paz, la red de embajadas de paz apoyadas también por el Alcalde de Palermo, Leoluca Orlando.
La idea es implicar no sólo a los Estados, sino también a las ciudades, a las comunidades individuales de ciudadanos en una red que impulse el desarme en el Mediterráneo y el diálogo entre países. A veces los ciudadanos se entienden mejor entre sí.
Inma Prieto hace los honores
Nuestra Inma Prieto hace los honores, la “encantadora presentadora” está emocionada pero lo está haciendo muy bien. Comienza.
Nariko, la Hibakusha, lee un poema suyo acompañada de un violonchelista. Luego le toca a María Yosida, directora del Peace Boat, contar la historia de la misión del Barco de la Paz. Después de ella, Inma anuncia el documental. Oscuridad en la sala.
“El comienzo del fin de las armas nucleares” reconstruye la historia de las bombas atómicas lanzadas sobre Japón y todo el largo viaje de las campañas por el desarme nuclear, desde las iniciadas durante la Guerra Fría hasta la reciente ICAN, Campaña Internacional para la Abolición de las Armas Nucleares, galardonada con el Premio Nobel de la Paz en 2017 (el premio está a la vista).
Ican marcó un cambio radical en el ritmo de las movilizaciones mundiales para el desarme nuclear, mientras tanto porque fue una movilización global de la sociedad civil y luego porque cambió el punto de vista sobre el desarme al incluir por primera vez en el debate el tema de la crisis humanitaria que seguiría a un posible uso de las armas nucleares.
Una guerra nuclear es una guerra sin fin
El caso japonés y el de los países en los que se realizaron ensayos nucleares, en el Pacífico, Kazajstán y Algeria, proporcionaron la base documental y teórica para el nuevo enfoque. Una guerra nuclear es una guerra sin fin, cuyas consecuencias son prolongadas.
La radiación destruye no sólo a las personas, sino también sus medios de subsistencia: agua, alimentos, aire. Un riesgo real, sobre todo hoy, cuando el final de los bloques de la Guerra Fría abrió el camino a las armas nucleares a países con regímenes autoritarios y antidemocráticos.
En los últimos años, el mundo ha estado varias veces a punto de verse abrumado por una guerra nuclear.
Todo el mundo recuerda el caso de Stanislav Petrov, el teniente coronel del ejército soviético, que frente a las computadoras anunciando un ataque nuclear estadounidense contra la URSS decidió no reaccionar.
No apretó el botón y no comenzó la guerra atómica. Las computadoras estaban equivocadas, pero si hubiera obedecido las órdenes, no estaríamos aquí hoy para contarlo.
Ha habido otros cinco casos documentados además de los de Petrov. Así que, para decirlo en palabras de uno de los protagonistas de la película: la cuestión no es si volverá a suceder, sino cuándo lo hará.
Se ha hablado de las armas nucleares como elementos disuasorios
Durante años, se ha hablado de las armas nucleares como elementos disuasorios. La tesis es más o menos ésta: puesto que existe el riesgo de un holocausto mundial, las guerras se reducirán.
Basta con mirar un boletín de noticias para comprender que las guerras convencionales no han cesado.
Por no mencionar que la evolución tecnológica permite ahora fabricar armas nucleares más pequeñas que podrían ser utilizadas en guerras “convencionales”.
Usted sale de la película documental con la sensación de urgencia: ¡desarme y prohibición de las armas nucleares de inmediato!
Entre las siguientes intervenciones lo que más nos llama la atención es David Llistar, director del Departamento de Justicia Global y Cooperación Internacional del Ayuntamiento de Barcelona.
Barcelona ha comenzado a distanciarse de los bancos que financian el comercio de armas
Va directo al grano: bancos y armas. La ciudad de Barcelona ha comenzado a distanciarse de los bancos que financian el comercio de armas y el 50% de las líneas de crédito lo han abierto con Banca Ética y el Banco de España.
El objetivo es alcanzar gradualmente el 100%. También explica cuál puede ser el rol de las administraciones municipales en la red de desarme nuclear: actuar como correa de transmisión entre los ciudadanos y las autoridades centrales. Propuestas que nos hacen pensar.
Después de las intervenciones de Tica Font del Centro Delas d’estudis per la Pau, Carme Sunye de Fundipau y nuestro Alessandro de la asociación Danilo Dolci de Trieste, llega el momento de Rafael de la Rubia, promotor y coordinador de la Marcha Mundial.
Todos tenemos curiosidad. Nacido en 1949 en Madrid, Rafael tiene décadas de actividad pacifista a sus espaldas. Es humanista y fundador del movimiento Mundo sin Guerra y sin Violencia. Durante la dictadura franquista estuvo en prisión por ser objetor de conciencia, y también fue encarcelado en el Chile de Pinochet por ser miembro del movimiento humanista.
Librero, editor, escritor y traductor, la suya es una larga marcha por la paz, que comenzó hace cincuenta años y que aún no ha terminado. No parece un líder que acosa a las multitudes, sino más bien alguien que sabe que el camino hacia la paz y la no violencia es cuesta arriba. “Hagamos lo que podamos, paso a paso”, dice.
Pensamos en el clima que se ha puesto de lado. Mañana volveremos al mar e intentaremos llegar a Túnez.
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